Las 48 leyes del poder (parte 3)
LEY No. 21
HACERSE EL INGENUO PARA
COGER A UN INGENUO, PARECER MÁS TONTO QUE LA VÍCTIMA.
A nadie le gusta sentirse más tonto que el de al lado. El truco, por lo
tanto, es hacer que las víctimas se sientan inteligentes -y no sólo eso, sino
más inteligentes que nosotros-. Una vez que estén convencidas de ésto, no
sospecharán que tenemos motivos ocultos.
LEY No. 22
UTILIZAR la TÁCTICA de la RENDICIÓN:
CONVERTIR LA DEBILIDAD EN PODER.
Cuando se está en la posición más débil, nunca se debe luchar por el
honor; hay que capitular. La rendición da tiempo para recuperarse, tiempo para
atormentar e irritar al vencedor, tiempo para esperar a que su poder decaiga.
No hay que darle la satisfacción de luchar y vencer: Es mejor rendirse primero.
Ofrecer la otra mejilla enfurece y desestabiliza al enemigo. Hay que convertir
la rendición en un instrumento de poder.
LEY No. 23
CONCENTRAR la FUERZA
Hay que conservar la fuerza y la energía a base de concentrarlas en su
punto más fuerte. Se gana más encontrando una mina rica y escavando más
profundo, que pasando de una mina vacía a otra: la intensidad siempre vence a
la extensión. Cuando buscamos fuentes de poder para elevarnos, tenemos que
encontrar un patrón, la vaca gorda que nos dará leche durante mucho tiempo.
LEY No. 24
HACERSE PASAR por el PERFECTO CORTESANO
El cortesano perfecto prospera en un mundo en el que todo gira alrededor
del poder y la destreza política. Domina el arte de la indirecta, adula, cede
ante sus superiores y ejerce su poder sobre otros de la forma más oblicua y
educada. Si aprendemos y aplicamos las leyes del cortesano, no habrá límite
para nuestra escalada en la corte.
LEY No. 25
CREARSE una NUEVA IMAGEN
No hay que aceptar los papeles que la sociedad impone. Hay que forjar
una nueva identidad, que exija la atención y que nunca aburra a la audiencia.
Hay que ser dueño de la propia imagen en lugar de dejar que otros la definan
para uno. Incorporar recursos dramáticos en los gestos y las acciones públicas
realza el propio poder y hace que su carácter tenga una extraordinaria
amplitud.
LEY No. 26
MANTENER las MANOS LIMPIAS
Hay que parecer un ejemplo de civismo y eficiencia: las manos nunca
deben verse contaminadas por equivocaciones o malas acciones. Hay que mantener una
apariencia inmaculada y utilizar a otros como chivos expiatorios y cabezas de
turco para ocultar la propia implicación.
LEY No. 27
APROVECHARSE de la
NECESIDAD que TIENE la GENTE de CREER en ALGO para CONSEGUIR ADEPTOS.
La gente tiene un abrumador deseo de creer en algo. Hay que convertirse
en el punto de referencia de semejante deseo ofreciendo una causa, una nueva
fe. Hay que mantener las palabras vagas pero llenas de promesas; enfatizar el
entusiasmo sobre la racionalidad y el pensamiento claro; proporcionar a los
nuevos discípulos rituales que tengan que realizar; pedirles que hagan
sacrificios en favor de uno. En ausencia de una religión organizada y de
grandes causas, el nuevo sistema de creencias proporcionará un poder indecible.
LEY No. 28
ENTRAR en ACCIÓN con AUDACIA
Si no tenemos claro que camino seguir para llevar a cabo una acción, es
mejor no intentarlo. Las dudas y la vacilación la estropearán. La timidez es
peligrosa: es mejor entrar con audacia. Cualquier equivocación que se cometa por
audacia puede resolverse fácilmente con más audacia. Todos admiran al audaz;
nadie honra al tímido.
LEY No. 29
PLANEAR TODO el CAMINO HASTA el FINAL
La conclusión lo es todo. Hay que planear todo el camino que conduce
hasta ella, teniendo en cuenta todas las posibles consecuencias, obstáculos y
quiebras de la fortuna que pueden revertir el trabajo duro y proporcionar la
gloria a otros. Si se planea teniendo en cuenta el final uno no se verá
abrumado por las circunstancias y sabrá cuando parar. Hay que guiar la fortuna
con suavidad y ayudar a determinar el futuro pensando con antelación.
LEY No. 30
HACER QUE LOS LOGROS
PROPIOS PAREZCAN REALIZADOS SIN ESFUERZO
Las acciones propias deben parecer naturales y llevadas a cabo con
facilidad. Todo el esfuerzo y la práctica que conllevan, así como los trucos,
deben quedar ocultos. Cuando se actúa, hay que hacerlo sin esfuerzo, como si se
hubiera podido hacer mucho más. Hay que evitar la tentación de revelar el
esfuerzo que se realiza al trabajar; eso solamente plantea preguntas. No hay
que enseñar los propios trucos o serán utilizados en contra nuestra.
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